Gracias a una inversión de capitales privados chinos de alrededor de 400 millones de dólares, la provincia de Chubut contará con un parque eólico que pretende convertirse en el más grande e importante de toda Sudamérica, según informaron desde el gobierno provincial, a través de un comunicado de prensa.
El futuro parque energético se construirá en un predio ubicado en la Ruta Provincial Nº 58, a 6 kilómetros del Paraje El Escorial, – de ahí su nombre – y a unos 350 kilómetros de Rawson, la capital de Chubut, en tanto que contará con una capacidad de hasta 200 MW, a través de la instalación de 40 aerogeneradores de 5 MW de potencia cada uno.
Además, este ambicioso proyecto también prevé la instalación de decenas de aerogeneradores en la región, lo cual lo convertirá en un plan piloto en la transición ecológica de la Argentina, con el potencial de convertir a la Patagonia en una región cubierta de turbinas eólicas tanto en la costa como en las mesetas.
«El sistema de interconexión nacional aún tiene capacidad para recibir y distribuir la energía producida en El Escorial a diferentes puntos del país, además de las obras complementarias que se necesitarán para maximizar su uso dentro de Chubut», manifestó Nicolás Cittadini, secretario de Infraestructura, Energía y Planificación de Chubut.
Parque eólico El Escorial: el más grande de Sudamérica
«El objetivo es generar electricidad para el sistema interconectado y producir hidrógeno verde mediante electrólisis, una tecnología clave para un futuro energético sostenible, en tanto que los 200 MW de nueva capacidad eléctrica impulsarán el desarrollo industrial de Chubut, una provincia que a menudo se encuentra aislada como consecuencia de su vasto territorio», agregó el funcionario.
Las futuras instalaciones conectarán a 10 comunidades que, actualmente, no cuentan con una red eléctrica estable y confiable, en tanto que el fuerte y constante viento patagónico, que a menudo dificulta la vida en las estepas australes, se convertirá en un gran aliado para los habitantes de la región, aprovechando su dirección constante y su alta velocidad que, en promedio, alcanza los 9 metros por segundo, más del doble de lo necesario para operar las turbinas eólicas.