Los desafíos de Russo en su tercera etapa en Boca

30/05/2025 09:18hs.

Ya está, el humo de los números con el que San Lorenzo sobreactuó indignación para hacerle difícil la salida a un entrenador al que ni siquiera le pagaba el sueldo, se disipó por los cielos como las malas tormentas. Así, está todo dado para que Miguel Ángel Russo, un sobreviviente de mil batallas, inicie su un nuevo ciclo como entrenador de Boca, acaso el más desafiante, incierto y difícil de los tres.

Pero Miguelo va, con todo y sus 69 años y sus evidentes problemas de salud que pusieron a la dirigencia, seguramente, en un dilema, pero que habrá resuelto en charlas con el propio técnico que, por su parte, habrá dado las seguridades del caso. Un tema delicado que debe permanecer en el ámbito privado, pero es un factor a mencionar por la demanda física y mental que un cargo de tan alto perfil exige.

Para Riquelme fue una decisión cantada, con el único inconveniente que implica un tácito reconocimiento del error de haberlo echado en agosto de 2021, pese a haber ganado tres títulos, de haber eliminado a River dos veces mano a mano (la segunda, dos semanas antes del despido) y de haber competido en instancias finales de una Copa Libertadores que hoy hace dos años que Boca ni siquiera la juega.

Russo, Lorenzo, Bianchi y Basile son los DT´s más longevos de Boca.

Russo era el único entrenador capaz de ordenar el vestuario en una semana y poner a un equipo decente en cancha en 20 días, aun con una competencia top como el Mundial de Clubes en ciernes. El viejo zorro de Miguel y su enciclopedia de vivencias ahorra tiempos, sus conceptos claros entran rápido en el jugador y sabe acomodar las fichas. Se cansó de ganar en un oficio en el que abunda el sobreanálisis fácil y sofisticación forzada y donde todavía funciona el corner al primer palo para que la peine y uno y defina otro entrando por el medio.

Cualquier otro candidato era garantía de fracaso, porque simplemente no hay tiempo de adaptación, ni de conocer al plantel. Riquelme tampoco lo tiene: después de dos Cabildos Abiertos en la Bombonera, necesita que el equipo deje de pasar papelones y que empiece a competir. Nadie le va a pedir que elimine al Real Madrid, pero Russo es la única garantía de que un triunfo ante Benfica en el debut le dé el pasaporte a la segunda ronda, Y ahí es otro cantar.

Su primera etapa en Boca

Para Russo, el desafío es enorme, con un grado de dificultad que no tuvieron sus dos etapas anteriores. En la primera, tuvo la épica de la sexta Libertadores, un desafío enorme que por entonces lo facilitó (sin quitarle méritos) un equipo que venía con gimnasia ganadora y que, con el mejor Riquelme de la historia, ganó la Copa con una autoridad aplastante.

Miguel ganó la sexta Libertadores.

Su segundo paso por Boca

En la etapa anterior, todo era ilusión en la primavera riquelmista, aunque era tal la pulsión de ganar la Libertadores, que cuando Boca se quedó afuera en octavos ante el Mineiro (fase en el que a Boca le anularon mal dos goles clave), a Miguel le soltaron la mano.

Y va por su tercer desafío

Hoy, el desafío es distinto. Con la dificultad adicional que implicará lidiar con la erupción del clima negativo que surgió con los últimos fracasos del equipo (Alianza, superclásico, eliminación ante Independiente), que sin dudas condicionará el andar desde el inicio mismo del ciclo de Miguel.

Después, deberá acertar en los refuerzos (un terreno difícil, porque entra en conflicto permanente con el Consejo de Fútbol, no siempre permeable a los deseos del DT de turno) y pulir a un plantel que se armó sin una planificación adecuada y que hoy es un collage de retazos con un poco de esto y otro poco de aquello.

Y lo principal, armar un equipo a su imagen y semejanza, algo que le costó mucho en su etapa anterior, por el constante cascoteo del Consejo, que condicionó para mal su desempeño. Ahí, Miguel deberá plantarse más firme y no ser tan permeable a los caprichos de turno que, en definitiva, terminaron llevándoselo puesto a él…

Que no se repita…