El caso Nora Dalmasso y un documental que rescata los testimonios de la familia

Jamie Crawford es un director y productor británico especializado en documentales de crímenes reales, con experiencia en proyectos para la BBC, Netflix, Discovery Channel y Channel 4. Su carrera lo ha llevado a abordar historias complejas en diversas geografías, desde desapariciones en la selva hasta grandes festivales musicales como Fiasco total: Woodstock 1999, sobre el malogrado revival del clásico de 1969.

También se ha enfocado en figuras en desgracia, como el príncipe Andrés y su licenciosa vida. Ahora, Crawford se mete de lleno en un caso policial argentino con Las mil muertes de Nora Dalmasso, el documental de tres episodios que Netflix estrena el 19 de junio, y que vuelve sobre una de las historias policiales más escandalosas, perturbadoras y mediatizadas de la historia reciente argentina.

A casi 19 años del femicidio de Nora Dalmasso, el caso sigue sin resolverse judicialmente, pero no por eso ha dejado de generar interrogantes, coberturas, libros y, ahora, una serie documental. La producción está dirigida por un inglés, pero con el pulso local de quien conoció la ciudad, las personas y la historia de cerca.

“Nuestro objetivo no era investigar el crimen. Queríamos contar la historia de la historia», dice Jamie Crawford, director del documentalGentileza Netflix

Viví en Río Cuarto en los años noventa, justo al terminar la secundaria. Enseñaba inglés y ese año cambió mi vida; fue mi primera conexión profunda con la Argentina”, recuerda Crawford desde su hogar en Londres vía Zoom.

Esa conexión inicial, casual, se transformó con el tiempo en un vínculo vital: hoy está casado con una argentina, viaja con frecuencia al país y mantiene lazos con amigos de aquella época. Hasta su español es perfecto. Durante la charla solo emitió nada más que dos palabras en inglés.

El crimen de Nora Dalmasso, de entonces 51 años, ocurrió una década después de aquella experiencia juvenil, pero nunca le fue ajeno. “Por las peripecias de la vida mantuve mi contacto con la ciudad y, cuando este caso explotó, me llegaba todo. Siempre me llamó la atención la forma en que se cubría la historia. Siempre pensé que se podía contar desde otro lugar”.

Cuando Nora Dalmasso fue asesinada estaba sola. Su esposo, Marcelo Macarrón, se encontraba participando de un torneo de golf en Punta del Este. Su hijo, Facundo, de 19 años, estaba en Córdoba y su hija, Valentina de 16, en Estados Unidos. La casa estaba cerrada y no había signos de ingreso forzado. La escena fue interpretada como un encuentro sexual que derivó en una asfixia mecánica. Sin embargo, los peritajes nunca lograron establecer con claridad si se trató de un homicidio con connotaciones sexuales o de una puesta en escena para encubrir algo.

“Lo que me impactó al revisar todo el archivo fue la cantidad de versiones que circularon en los primeros días”, recuerda el director. “Cada titular decía algo distinto. Había teorías que apuntaban al entorno íntimo, otras que hablaban de rituales, amantes, negocios. Parecía una ficción”.

Uno de los momentos más impactantes en la historia del caso fue la imputación del propio hijo de Nora, Facundo Macarrón. “Sí, claro que conocíamos eso cuando empezamos el documental. Y no podíamos dejarlo de lado”, dice Jamie. “Lo que vivió Facundo fue brutal. Que te señalen como el asesino de tu madre… eso te marca para siempre. Pero justamente por eso su testimonio es tan poderoso. Queríamos que él pudiera contar su verdad, desde adentro, sin intermediarios”.

Facundo Macarrón, Marcelo Macarrón y Valentina Macarrón, en una escena del documentalCourtesy of Netflix / 2025

Facundo fue imputado en 2007 por homicidio calificado, pero la causa no prosperó. “Lo acusaron cuando tenía apenas 19 años. Era un estudiante. No tenía móvil ni pruebas firmes en su contra. Pero fue estigmatizado por años. Esa parte de la historia es una herida abierta”, señala el director.

Nora Dalmasso fue encontrada muerta en su casa del barrio Villa Golf de Río Cuarto, el 26 de noviembre de 2006. Estaba desnuda en su habitación, y la escena sugería inicialmente una muerte por asfixia en un contexto sexual. Durante semanas, luego meses y después años, el caso se convirtió en un rompecabezas de versiones, pistas difusas, acusaciones cruzadas y una cobertura mediática voraz.

Pasaron por el banquillo desde albañiles hasta su propio esposo, el médico Marcelo Macarrón, acusado y finalmente absuelto. Ninguna prueba concluyente, ninguna verdad judicial firme. Un crimen sin culpable. Pero con un daño irreparable para su familia, su nombre, y una ciudad entera que nunca volvió a ser igual.

“Me encontré con un tipo amable. Fue cálido, respetuoso, agradecido. Y muy sincero en su dolor”, dice el director sobre Marcelo MacarrónGentileza Netflix
Valentina Macarrón Courtesy of Netflix / 2025
Facundo Macarrón Courtesy of Netflix / 2025

Crawford lo dice claro: “Nuestro objetivo no era investigar el crimen. Queríamos contar la historia de la historia. Cómo se construyó ese relato, quiénes hablaron, quiénes callaron, cómo la sociedad procesó algo tan brutal”. En ese sentido, el documental no elude la dimensión mediática del caso: hay crónicas de noticieros, titulares, imágenes de archivo y una revisión crítica del rol del periodismo. “No quería hacer un juicio moral. Simplemente mostramos lo que hubo. Nadie es perfecto. Pero era importante incluir todo”.

El director se propuso devolverle humanidad a quienes fueron durante años nombres en una causa, fotos en diarios o blanco de sospechas. En especial, a Nora. “Facundo, Valentina y Marcelo me dijeron desde el principio: queremos que la gente recuerde a mi mamá como lo que fue: una persona, no un titular”.

La negociación para lograr sus testimonios fue larga. “Me tomó casi tres años. Hablé mucho con Facundo al principio, y luego con los demás. Fue un proceso de confianza. Les dije: quiero que tengan la oportunidad de contar su versión. Fue muy duro para ellos, y se nota en el documental”.

Cada uno grabó por separado en dos jornadas enteras por persona. En las entrevistas no se habla de su presente, de si tienen pareja, hijos, o cómo es la vida ahora de cada miembro de la familia. “Eso fue una decisión nuestra. Su vida ya fue expuesta demasiado tiempo. No era necesario invadirlos más. El objetivo era conocer a Nora, y conocerlos a ellos como personas, no como personajes”, explica el director.

«Teníamos muchísimo material real. Archivos familiares, videos, recortes, entrevistas. Preferimos apoyarnos en eso y en los espacios reales, como la casa, los lugares, los paisajes. Todo lo que se ve es real», dice CrawfordGentileza Netflix

Y agrega: “lo más lindo de este proyecto fue la posibilidad de trabajar con gente que realmente lo vivió. Muchos ya habían rechazado propuestas anteriores, y eso me hizo sentir una gran responsabilidad. Les dije desde el principio: haré todo lo posible para tratar esta historia con respeto”.

Para eso, el estilo elegido por el director evita deliberadamente las dramatizaciones, tan comunes en el género del true crime. “A veces, recrear un crimen puede resultar poco ético. En este caso teníamos muchísimo material real. Archivos familiares, videos, recortes, entrevistas. Preferimos apoyarnos en eso y en los espacios reales, como la casa, los lugares, los paisajes. Todo lo que se ve es real”.

La casa en la que ocurrió el crimen está presente, pero no se vuelve fetiche visual. Crawford agrega que “no quería que la cámara hiciera un recorrido morboso. Las imágenes sirven para acompañar la palabra. La historia está en las entrevistas. Las imágenes son simples, austeras. Queremos que la atención esté en el audio, en lo que se dice. Por eso no hay recreaciones con actores ni música exageradas. Buscamos que el espectador conecte desde lo emocional”.

Una de las cuestiones centrales del documental es la percepción social sobre el caso: la oposición entre clases, el prejuicio hacia las personas que viven en barrios cerrados y el peso de los medios. “Hay un triángulo muy fuerte entre la justicia, el periodismo y el público. Y queríamos invitar a reflexionar sobre cómo consumimos estas historias. A veces juzgamos a las personas por un titular, sin pensar que hay una historia real detrás”, detalla el director.

“Este caso tiene todos los ingredientes que lo volvieron mediáticamente irresistible: una mujer asesinada en un barrio cerrado, con connotaciones sexuales y un entorno social poderoso. Pero detrás de eso hay seres humanos. Ese fue nuestro foco”.

Una imagen que recorrió las calles y los medios de comunicación

Durante los tres episodios se aborda el actuar de la Justicia. Fiscal tras fiscal, hipótesis que se caen y tiempos que prescriben. Crawford aclara: “No tenemos una tesis. Solo contamos lo que pasó, cronológicamente. Al principio, convocamos a todos. Algunos quisieron hablar, otros no. Lo que se ve es lo que conseguimos”.

Uno de los recursos más efectivos del documental es dejar para el final el testimonio de Marcelo Macarrón, quien durante los primeros dos episodios aparece solo a través de lo que otros dicen sobre él. Crawford se sincera: “fue a propósito. Queríamos pelar la historia como una cebolla. Mostrar primero la versión conocida, luego ir hacia adentro, hacia las personas reales”.

La opinión pública lo veía a Macarrón como una persona fría, distante. En el documental muestran como varios informes periodísticos hacían hincapié en que nunca se lo vio llorar por su esposa, y cuando fue acusado por el asesinato de Nora, nadie se sorprendió debido a la imagen pública y prejuiciosa que se tenía sobre él.

Crawford cuenta que su experiencia con Macarrón fue distinta a lo que se cree: “Me encontré con un tipo amable. De otra generación, con otra forma de expresarse. Los hijos son más abiertos. Pero él fue cálido, respetuoso, agradecido. Y muy sincero en su dolor”.

Las mil muertes de Nora Dalmasso no intenta cerrar el caso ni presentar nuevas pruebas. Sin embargo, un avance en la causa que se dio a fines de 2024 volvió a replantear la última parte del tercer episodio. Sin mencionar al nuevo imputado -el parquetista Roberto Barzola, de entonces 27 años, que había trabajado en la casa-, el último episodio deja el interrogante abierto haciendo foco más en quién era Nora y no tanto en la búsqueda del cierre definitivo.

El director incluyó a último momento estos avances: “Seguimos atentos. En marzo hubo intentos del Ministerio Público de reabrir la causa. Quién sabe si el documental pueda ayudar a algo. No es mi objetivo provocar una reacción judicial, pero sí invitar a pensar”. Crawford no da ninguna conclusión.

Nora Dalmasso y su familiaArchivo

“Hay algo que me quedó grabado después de todas estas entrevistas -recuerda el director-. Y es que no importa cuántos titulares hayas leído, o cuántos programas hayas visto sobre un caso, nunca conocés de verdad lo que vivieron esas personas hasta que las escuchás sin interrupciones. Esa fue la intención: correr el ruido y dejar hablar a quienes vivieron la tragedia en carne propia. Además, acá conocí a la gente, caminé la ciudad, entendí el dolor desde cerca. Me cambió porque me afectó mucho como persona. Hacer esto fue muy difícil. Uno tiene que guiar emocionalmente a alguien por su peor recuerdo. Eso deja marcas. Pero también fue una oportunidad de acompañar, de escuchar, de intentar comprender”.

También reconoce que, si bien vivió en la Argentina, el hecho de ser extranjero le da ventajas. “No tuve prejuicios previos sobre el caso. Me interesaba encontrar el costado humano. Y eso, afortunadamente, es universal. Esto podría haber pasado en cualquier parte del mundo”.


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