Tras su salida del Gobierno: por qué Elon Musk no pudo concretar las reformas que pretendía

Elon Musk comunicó su renuncia al Gobierno de Donald Trump manifestando su «decepción» por un nuevo megaproyecto fiscal impulsado por la administración republicana. El medio británico The Economist evaluó la situación y sostuvo que, en el momento que el Presidente de EEUU anunció, en noviembre pasado, que el empresario encabezaría una iniciativa para la eficiencia gubernamental, muchos de sus colegas magnates se mostraron encantados. Incluso Bernie Sanders, senador de izquierdas, tuiteó su apoyo, afirmando que Musk tenía “razón”, señalando el despilfarro y el fraude en el presupuesto de defensa.

A lo largo de su carrera empresarial, el dueño de X ha creado varios negocios notables en áreas donde muchos no tenían esperanza; y se creía que el podía «arreglar» el gobierno o al menos reestructurarlo constructivamente parecía plausible. Pero por el contrario, tras solo unos meses, la mayoría en Washington cree que SpaceX, el Departamento de Eficiencia Gubernamental, (DOGE) es un fracaso y Musk se encuentra a punto de retirarse.

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Elon Musk durante la conferencia de prensa en la Casa Blanca en Washington donde se le vio su moretón.

El empresario anunció su salida del servicio gubernamental el 28 de mayo mediante una publicación en X, su red social. Steve Davis, su lugarteniente, quien supuestamente dirigía gran parte de la operación, también dimite. Katie Miller, esposa de Stephen Miller, subjefe de gabinete de Donald Trump, quien se desempeñó como portavoz de DOGE, también se retira. Dos días después, Musk compareció en una conferencia de prensa con Trump luciendo un ojo morado, que según él le había causado su hijo de cinco años. La salida no fue definitiva, insistió Trump, «Musk seguirá asesorando».

La salida se produce tras dos entrevistas, una con el Washington Post y otra con la cadena CBS, en las que el Musk admitió haber avanzado menos de lo esperado. “La situación de la burocracia federal es mucho peor de lo que pensaba”, declaró al Post. En CBS, criticó el nuevo presupuesto de Trump por socavar su recorte de gastos al aumentar la deuda. Dijo que no quería criticar a Trump, pero que tampoco quería “asumir la responsabilidad de todo”.

Musk logró parte de lo que prometió. Tras comprometerse a ahorrar u$s2 billones en gasto federal, destripó la ayuda exterior y despidió a decenas de miles de trabajadores. Sin embargo, la ayuda exterior e incluso los salarios federales representan solo una pequeña parte del gasto público. Según la propia contabilidad dudosa de DOGE, se lograron ahorros de u$s175.000 millones. Según cifras del Tesoro, el gasto general, de hecho, siguió aumentando. Sin embargo, los jóvenes ingenieros de Musk tampoco lograron descubrir mucho fraude.

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Elon Musk y Donald Trump.

Los demócratas sostenían que el dueño de X había convertido al Gobierno en un mecanismo para canalizar dinero a inmigrantes ilegales. La plantilla federal consideró que sus empleados en realidad, no existían. Pero, nada de eso era cierto. Según un informe reciente del New York Times, la creencia de Musk en este disparate coincidió con su consumo desmedido de potentes drogas. (Él niega el informe).

El fraude y los pagos indebidos pueden costar cientos de miles de millones al año, según estimaciones de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO). A lo que, Musk se distanció de estos expertos. Su agresiva reducción de costos se centró inicialmente en el despido de empleados, a pesar de que la nómina representa menos del 5% del gasto federal. Al despedir a los empleados de forma abrupta y masiva, el GAO se vio envuelto en demandas.

El mayor impacto de Elon Musk es internacional. Según las predicciones modeladas por Brooke Nichols, economista de la salud de la Universidad de Boston, los recortes a la ayuda exterior podrían haber causado ya 300.000 muertes, 200.000 de ellas niños, por hambre y enfermedades infecciosas. Pero el impacto a nivel nacional también es prodigioso. Los recortes de DOGE han desmoralizado y aterrorizado a la fuerza laboral federal.

“La idea subyacente de que nuestro gobierno necesita modernizarse y podría mejorar es muy acertada”, afirma Max Stier, de la Asociación para el Servicio Público, una organización benéfica que promueve la reforma.

Muchos de los problemas de Estados Unidos se deben a que se impide a los burócratas tomar decisiones mediante la opresión de marañas de normas, y nadie rinde cuentas por proyectos que cuestan fortunas. «La intuición del Sr. Musk de que muchas reglas pueden, y quizás deberían, romperse era correcta. Lamentablemente, gracias a las acciones de DOGE, si otra administración intentara una reforma más decidida, podría ser aún más difícil», cerró The Economist.

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