Fue el músico oficial de la tele, trabajó con Sofovich y hoy tiene seis alumnos y cobra la jubilación mínima: la vida del Maestro Marzán

El Maestro Mario Marzán vive. Dato. El mítico «Maestro Marzán» de tantos programas. El músico oficial de la televisión argentina durante décadas. “De los cuatro canales llegué a trabajar en tres… En tres al mismo tiempo”, dice acomodándose un jopo que le cae pesadamente sobre la cara.

-¿Te teñís?

-Sí, claro, pero el pelo es mío. Eduardo Bergara Leumann se acercaba al piano y me agarraba un mechón. “Todo suyo”, decía jajaja.

Imaginábamos llegar a una de esas casonas bonaerenses con interiores de mármoles, chimenea y líneas duras, propios del mobiliario de esa gente grande -Mario Marzán cumple 80- que se dio un último gusto a fines del siglo pasado. El Maestro vive en Florida Oeste, provincia de Buenos Aires. En la puerta hay un cartel que anuncia sus clases.

Entrás y el piano está pegado a la ventana. Es un piano de cola negro que ocupa casi todo el salón. Como un Rolls-Royce estacionado en el comedor de Esperando la carroza. «Por los vecinos, toco hasta las 19.30, después, si quiero seguir un rato más, me voy a la cueva», dice señalando otro lugar de su domicilio. «Empecé a los cinco años. Hay fotos en las que estoy con el pantalón cortito. Muy buen ejercicio el piano», agrega entre paréntesis, moviendo los dedos con ademán de prestidigitador.

Sus primeros recuerdos viajan a cuando tenía seis años y ya tocaba el piano en la orquesta que dirigía su padre Ferruccio, en Radio El Mundo.

El maestro Mario Marzán estuvo años en los programas de Gerardo Sofovich y se acostumbró a tocar fragmentos de tres o cinco segundos de piezas muy conocidas. Foto: Juano Tesone

El tiempo es tirano en TV

Marzán (hijo) impuso su instrumento como monopolio de la pantalla chica. Lo ejecutaba igual que ahora. Rápido, ágil, con manos felices y saltinbanquis. Se lo ve fenómeno. Reconoce un problema en el nervio ciático y no mucho más. «Salgo a la calle, ando bastante en bicicleta, los vecinos me saludan…».

No debe haber persona más entrenada para tocar delante de cámara. Hace un fragmento de Para Elisa, otro de un tanguito arrabalero. Fragmentos porque conoce como nadie aquello del tiempo tirano de la televisión. «Cinco segundo de música, pedía Gerardo». Sofovich le ordenaba eso en La noche del domingo. «¡Ahora volvemos con tres segundos! Iba y venía de la tanda conmigo. Básicamente mi carrera fue en la televisión».

-Tenías que hacer mucho el Feliz cumpleaños con Sofovich…

-Sí, bueno, de todo. A mí me contrataban por la cantidad de repertorio que puedo ejecutar con el piano. Gerardo decía que le faltaban dos cosas en la vida: hacer saltar la banca de un casino de Las Vegas y tocar el piano como yo. Jajaja, nos teníamos cariño. En su programa estaba, no se si te acordás, Guillermo Nimo. El se ocupaba del segmento deportivo, y yo le musicalizaba las famosas perla negra y perla blanca.

-¿Con el rock cómo te llevás?

-Nunca me entusiasmó.

«La noche del domingo», uno de los ciclos de TV donde destacó el maestro Mario Marzán. Foto Juano Tesone

-¿Charly García?

-No.

-¿Spinetta?

-No.

La cumparsita en chino

Habla desde el piano, su zona de confort. Habla y toca. Ahora mismo suena una melodía que nos llega en modo ancestral. “Es una de las cortinas que hice para La noche del domingo. Gerardo me pedía una distinta para cada temporada. Y siempre respetaba mis gustos. La pasé muy muy bien con él. Disfrutábamos trabajando. Se acercaba al piano y me decía: ¿cómo sonaría La cumparsita en chino? Y y yo tocaba esto.

Corte de manzana, pulseadas, jenga, premios que se traducían en 20 pulgadas, secretarias mortalmente cosificadas. Hablamos, hace poco, cuando se cumplía una efeméride absurda que recordaba los 40 años de cuando fuimos libres y no lo sabíamos: el icónico beso del bailarín Jorge Donn al Polaco Goyeneche. Hubo que reconstruir la escena disruptiva, pero Goyeneche muerto, Donn, muerto, muerto también el conductor de Cordialmente, Juan Carlos Mareco. Lo googleamos y nos dimos cuenta de que el Maestro Marzán era el único testigo y sobreviviente de ese momento antológico.

A él no le hace mucha gracia aquella anécdota. Para decirlo de otro modo, no tiene el recuerdo híper sublimado del cronista y simplemente dice: “¡La cara de espanto que tenía Goyeneche no se puede creer”. Le comentamos que el video es un clásico de YouTube y que el Polaco, en realidad, no parece tan disgustado. El insiste con su punto de vista: «Yo estaba en el piano tocando Naranjo en flor. El espanto en la cara del Polaco…»

Mario Marzán acompañó a Armando Manzanero, Los Plateros y muchos otros artistas. Y fue testigo del beso entre Jorge Donn y el Polaco Goyeneche, en «Cordialmente», con Juan Carlos Mareco. Foto: Juano Tesone

Pasó del blanco y negro al color. Arrancó en la tele con Andrés Percivale: 1975. De ahí en más produjo una suerte de efecto contagio. Hasta fines de los ’80, en una misma semana, llego a dirigir las orquestas de La Botica de Tango, de Bergara Leumann, La noche del domingo, La noche del sábado y Hoy estamos de remate, de Gerardo Sofovich, y Venga a bailar, de Velasco Ferrero.

«Tengo más de cinco mil programas hechos, y quizá me esté quedando corto. Mi repertorio es amplio, te decía, y esa variedad era lo que les interesaba a los canales. Alguien que pudiera hacer desde una milonga a música cubana. De una punta a la otra. Aparte de repertorio, tengo oído musical absoluto.»

Cómo es hoy su vida

Con Guy Williams, el protagonista de «El Zorro», en los viejos estudios de Canal 13. Foto: Juano Tesone

-¿Vivís de las clases de piano?

-No, además tengo seis alumnos.

-Pocos…

-De eso y de la mínima. Debo estar redondeando unos 500 mil pesos por mes. Y Diana, mi esposa, cuida todas las tardes unos nenes que son como nuestros nietos.

-¿No hiciste plata en la tele?

-De hoy serían unos dos millones de pesos lo que ganaba.

-Menos que un Uber, más que un periodista…

-No, no hice plata, nunca me alcanzó para comprar un auto. La que ganaba la gastaba en la familia.

Con Carme Barbieri, hará 10 años, fue su último trabajo en la tele. «Si hoy me llaman, sería para un late show», supone Mario Marzán. Foto: Juano Tesone

-Yo pensaba que….

-Marzán es un apellido muy identificado con la televisión argentina, porque además estaba mi hermano Carlos. Carlos, que murió hace poquito, era el Marzán de Si lo sabe cante, el programa de Roberto Galán. Conmigo también tocó Ferruccio, mi padre, violinista, compositor y docente. Igualmente yo fui el que más aportó.

Al Maestro Mario Marzán le tocó acompañar a Armando Manzanero, Celia Cruz, Luciano Pavarotti, Luis Miguel, Paul Anka, el Puma Rodríguez, Rafaella Carra, Los Plateros, María Marta Serra Lima y, entre otros, Mercedes Sosa.

-¿Con cuál te pusiste más nervioso?

-Nervioso con ninguno, ¿por? Yo me sentía seguro en el piano. Para mí todo era disfrute.

Tiene cuatro hijos. De los dos varones, Pablo es quien lo acompaña en la vocación. «El también es profesor de piano, pero tiene como 30 alumnos».

Su última aparición televisiva, dice, fue en un programa que conducía Carmen Barbieri hace diez años. «Si ahora estuviera al aire probablemente me tocaría un late night show -sonríe-. Quiero aclarar que todos los programas que hice fueron en vivo.

El maestro Mario Marzán, en su casa de Florida, vestido a la usanza de los viejos concertistas. Foto: Juano Tesone

-¿Qué pianistas te gustan?

-Martha Argerich, Barenboim…

-¿Qué los hace diferentes para vos?

-La forma en que expresan sus sentimientos a través del piano. Son calientes para tocar.

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