Viernes 20 de junio, cerca de las 9 de la noche. Miami. En las tribunas del estadio Hard Rock Café, miles de hinchas de Boca gritan como poseídos. Millones están más o menos igual en la Argentina, o en cualquier lugar del planeta donde habite un bostero. El equipo de Miguel Angel Russo le está empatando nada más y nada menos que al Bayern Munich y se ilusiona con clasificar a octavos de final del Mundial de Clubes. Van 39 minutos del segundo tiempo cuando sucede la fatalidad, el segundo gol de los alemanes.
Esa, la que se vio entre el empate de Merentiel y la nueva desventaja, es la última imagen «feliz» que hay de los Xeneizes. Desde el zurdazo maldito de Olisé para acá todas fueron malas. Derrotas, empates, lesiones, eliminaciones, rezongos, quejas, internas, peleas, escándalos, problemas, sospechas de borracheras. Pasó de todo y todo fue para peor. Bueno, por lo menos llegó Leandro Paredes. La gente llenó la cancha y le agradeció que regresara en un momento tan delicado. Ya jugó dos veces y Boca aún no pudo ganar.
El Boca de Miguel Angel Russo ha empatado la peor racha en la historia del club. 10 partidos sin victorias. Solo dos veces en más de 120 años pasó eso. Dos veces y la de ahora, completada en la víspera con la derrota ante Atlético Tucumán que significó una prematura eliminación de la Copa Argentina. El equipo está en crisis. Tan abajo que algunos hinchas están alarmados y en las redes sociales ya pidieron prevención: «guarda, no terminemos como River peleando el descenso».
Ahora, en este momento, es una locura pensar eso. A pesar de los malos resultados, Boca está todavía en puestos de clasificación a Copa Libertadores y goza de un buen «promedio para el descenso». «Sí, así empezó River y todos decían lo mismo, «noooo, River no se va», y al final se fue. ¡No hagamos lo mismo!» imploran los hinchas, asustados por los rendimientos que no mejoran y las indecisiones que se estiran.
CRISIS EN BOCA POR UNA NUEVA DERROTA Y ELIMINACION
La derrota contra el «Decano» tucumano, sucedida en Santiago del Estero por 2-1, avivó las llamas a pesar de la lluvia que cayó durante todo el partido disputado en el lujoso estadio «Madre de ciudades». La gente volvió a apuntar contra los jugadores (el entrenador todavía tiene margen de maniobra) y contra la dirigencia que encabeza Juan Román Riquelme, para muchos el mayor ídolo del club de todos los tiempos.
En medio de todo el barullo que se armó tras el nuevo traspie, se conoció la primera secuela del tropiezo. Un jugador ha dejado de pertenecer al club. Se trata de Esteban «El colorado» Rolón, un volante central que tuvo un gran arranque de carrera en Argentinos Juniors -donde fue compañero de Riquelme, que allí se retiró-, luego pasó medio inadvertido en el exterior, volvió para jugar en Huracán y su rendimiento en el «Globo» despertó el interés de Boca, que como tantas otras veces golpeó la puerta en Parque Patricios para reforzar su plantel. Jugó poco, nunca se afianzó, se fue a préstamo a Belgrano, regresó, siguió sin jugar y ahora lo cortaron, un año y medio antes que se venza su contrato. La crisis Xeneize parece interminable.