Crecen en EEUU las apuestas por un recorte de tasas, pero acecha el fantasma de la estanflación

La economía norteamericana comenzó a mostrar cada vez más indicadores del impacto negativo que produce la política comercial de Donald Trump. Sin embargo, eso tuvo un efecto paradójico en el mercado durante los últimos días, ya que hizo saltar las expectativas de un recorte de tasas de la Reserva Federal (Fed) en septiembre. Es en este contexto en que algunos analistas vuelven a proyectar un escenario de estanflación, producto de la desaceleración en la actividad y un nivel de inflación aún lejos de la meta de la Fed.

Desde Portfolio Personal Inversores (PPI) comentaron que «el débil ‘job report’ del viernes, que evidenció una fuerte desaceleración en la creación de empleo y revisiones negativas, disparó las expectativas de un recorte de tasas de la Reserva Federal en septiembre».

La probabilidad que el mercado asignaba a que ocurriera al menos una baja en esa reunión saltó del 38% el jueves al 90% tras conocerse el informe. Este martes esa expectativa apenas bajó: se encuentra en torno al 89,4%, con solo el 10,6% de los actores del mercado encuestados esperando que el banco central norteamericano mantenga la tasa.

«Cabe recordar que, tras la última reunión de la Fed del 30 de julio, en la que se mantuvo la tasa en el rango de 4,25%-4,50% y Powell reiteró un enfoque ‘data-dependent’ (dependiente de los datos), las probabilidades de un recorte en septiembre habían caído por debajo del 50%, dejando en claro que un recorte ni siquiera era el escenario base para el mercado«, subrayó PPI.

La encrucijada para la Fed

La consultora Outlier también se hizo eco de ese dato, aunque plantearon: «Ahora bien, no podemos descartar más volatilidad al respecto porque distintos relevamientos indican que están empezando a materializarse el impacto de los aranceles en precios, lo cual quita presión a la Fed para bajar las tasas y le da la razón a Powell, y porque Trump va a seguir aportando ruido».

Mientras, en Eco Go plantearon que la última reunión de la Fed «quedó rápidamente anacrónica» producto de que en Estados Unidos aparecen «señales más claras de desaceleración, un consumo interno que comienza a flaquear y un mercado de trabajo enfriándose a un ritmo acelerado».

Y agregaron que «hacia adelante este es un proceso que la Reserva Federal no va a poder ignorar: en el ‘trade-off’ (relación costo-beneficio) entre desempleo e inflación, la Fed va a tener que prestarle más atención al primer componente«. El último informe de empleo halló que la creación de empleo no agrícola en EEUU fue de apenas 73.000 en julio, bastante alejado de los 110.000 que preveía el consenso de los analistas.

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Trump busca desplazar a Jerome Powell de la Fed.

«Peor aún, los datos de mayo y junio tuvieron una fuerte revisión a la baja dado que se pasó de 125.000 y 147.000 a solo 19.000 y 14.000, respectivamente, lo que marca que el empleo no estaba tan sólido como parecía –se crearon 240.000 empleos menos, lo que trajo la furia de Trump, quien pidió remover a la encargada de las estadísticas laborales–», explicaron desde Cohen Aliados Financieros.

Mientras, la inflación se encuentra bastante por encima de la meta de 2% anual que se fijó la Fed. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 2,7% en julio, mientras que el índice de precios de consumo personal (PCE), el predilecto por la autoridad monetaria, marcó una suba de 2,6% ese mes.

¿Peligro de estanflación?

En Cohen afirmaron que «la estanflación volvió al debate» en Estados Unidos tras los indicadores de la semana pasada. «Los datos sugieren que la actividad americana perdió impulso. A los datos de empleo de julio se suma el mal resultado del PMI manufacturero, que en julio cayó a 48 puntos y marcó el quinto mes consecutivo de contracción en el sector, siendo la más débil desde octubre del año pasado«, argumentaron

De manera similar, el PMI de servicios que midió el Instituto de Gestión de Suministros (ISM, por sus siglas en inglés) arrojó un nivel de 50,1 en julio, por debajo de los 50,8 de junio y muy debajo de las proyecciones, que habían anticipado unos 51,5 puntos.

A eso se le sumó que el indicador de nuevos pedidos para servicios bajó a 50,3 desde 51,3 en junio, arrastrado por una contracción en los pedidos de exportación por cuarta vez en cinco meses. Sin embargo, la inflación se mantuvo persistente, con el índice de precios del sector subiendo a 69,9 puntos, su nivel más alto desde 2022.

De todas maneras, plantearon que también hubo datos que compensaron, «con una mejora constante en la confianza del consumidor, luego del derrumbe del primer trimestre, y con indicadores del sector de servicios que marcan un buen dinamismo». De hecho, este martes también se conoció que el PMI de servicios que mide S&P subió a 55,1 puntos en julio, tras los 52,9 de junio y por encima de lo estimado.

Además, agregaron que «las primeras estimaciones del ‘Nowcast’ de la Fed de Atlanta apuntan a un crecimiento del 2,1% trimestral en el segundo cuatrimestre de 2025, impulsado por el consumo y la inversión». Mientras, esta jornada se conoció que ese mismo organismo pronosticó un crecimiento de 2,5% para el tercer trimestre.

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