Luego de un agosto tibio, el Bitcoin comenzó septiembre con una fuerte caída. El activo digital se mueve en la zona de u$s 107.000 a 109.000, y entre los grandes operadores ya se comenta que la falta de convicción es la palabra clave. El foco hoy está puesto el nivel de los u$s 108.000, el cual, si se sostiene, podría ser zona de rebote; si cede, habilita a caídas más profundas.
Históricamente septiembre ha mostrado fragilidad para Bitcoin. Vuelve al ruedo la vieja narrativa del «Red September», un fenómeno que viene después del verano del hemisferio norte y que suele implicar retrocesos o lateralidad prolongada.
Los analistas técnicos están mirando con lupa la zona de u$s 109.000 a 111.000, si no se recupera con volumen, la pendiente bajista puede ganar ritmo y empujar al precio hacia u$s 105.000. Y ojo, si hay consenso entre algunos traders en que romper la barrera simbólica de u$s 100.000 sería un golpe fuerte al ánimo alcista.
Por otro lado, el indicador on-chain MVRV, que mide el valor de mercado relativo al valor realizado, arrojó un cruce bajista. En muchas ocasiones ese tipo de señal precede a fases de distribución, en las que los grandes jugadores aprovechan picos para desprenderse.
El error más común de quienes recién arrancan es mirar la cotización todos los días, incluso varias veces por jornada, y terminar reaccionando de manera emocional a cada vaivén. En un mercado tan volátil, lo que se necesita no es ansiedad sino paciencia.
Una revisión semanal es suficiente para seguir el pulso sin caer en la trampa del ruido.
La historia de Bitcoin está llena de ejemplos donde, tras caídas violentas que parecían el fin del mundo, vinieron recuperaciones mucho más fuertes de lo esperado. Por eso, el secreto pasa por no comprometer más dinero del que uno está dispuesto a perder y sostener posiciones razonables que puedan atravesar tormentas.
¿Momento de comprar, mantener o vender?
Con Bitcoin moviéndose en torno a los u$s 109.000, la respuesta concreta es la siguiente. Hoy no tiene demasiado sentido vender porque no hay señales de derrumbe definitivo y tampoco conviene quedarse quieto esperando el «precio perfecto» que puede nunca llegar.
Lo más lógico es comprar de a poco y mantener la posición, siempre con la idea de que este es un activo volátil que puede bajar en el corto plazo pero que a lo largo de los años mostró una tendencia de recuperación y crecimiento sostenido.