Verde que te quiero verde, verde ambiental, no ecocida

Las imágenes del lago Salto Grande y los carpinchos verdes recorren todas las redes sociales y algunos medios. El verdín no es un fenómeno nuevo para la costa del Río Uruguay, pero las imágenes dan muestra de que el impacto ambiental y sanitario de este modelo contaminante alcanza una magnitud desconocida.

Es sabido que a nivel nacional estamos en emergencia ambiental; los incendios en la Patagonia y el Litoral junto con la ola de calor es una combinación de elementos que no da tregua a los incendios. Se suma a esto el desfinanciamiento del gobierno nacional para dar respuestas a los focos y la persecución por patotas privadas con complicidad de la policía a los voluntarios que intentan apagarlos. También es sabido que en Entre Ríos hay “fenómenos” que se repiten en esta época del año: los incendios de nuestros humedales y el verdín en el Rio Uruguay son ejemplos de ellos.

Pero hoy queremos informar especialmente sobre la contaminación y sus consecuencias en el Rio Uruguay. Lo que llamamos popularmente como “verdín” se trata de un proceso que forma parte de la dinámica ecológica del río, sin embargo, podemos afirmar que estamos presenciando un comportamiento asociado más a desequilibrios en el ecosistema que a algo natural. Es que la proliferación de microorganismos fotosintéticos, como pueden ser algas y cianobacterias, que son quienes forman esa especie de “manto” verdoso, se produce como resultado de un cóctel letal de elementos que hoy alarman a toda la costa del Uruguay: son las consecuencias de un modelo productivo agotado, de ciudades no planificadas y del casi nulo seguimiento estatal con políticas de abandono ambiental por parte de los gobiernos.

Así las condiciones naturales que forman el verdín se fusionan con presiones ambientales y productivas. Son ejemplo de ello la interacción de efluentes cloacales, agrícolas (como los agrotóxicos), industriales y micro plásticos que provocan una eutrofización, que acelera el crecimiento de estos microorganismos. Sumado a las condiciones climáticas de temperatura y humedad, como la ola de calor que estamos atravesando e incluso la bajante del río, aunque no se presente hoy como el factor determinante.

La “respuesta” oficial y el sálvese quien pueda

La respuesta de entidades encargadas del cuidado del rio, e incluso del gobierno de Entre Ríos, si llegan lo hacen tarde e incluso a veces representan más una alerta que una solución. La Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) implementó como medida un “Cianosemáforo”, una vaga recomendación que se puede leer en su sitio oficial www.caru.org.uy como parte de los informes del “Programa de Vigilancia de Playas del Río Uruguay” que da cuenta de la calidad del agua de cada una de las playas monitoreadas. Allí emitieron estas recomendaciones:

“Floraciones algales, sugerencias y prevención:

Ante la presencia de floraciones algales visibles por los usuarios de las playas se presentan las siguientes sugerencias y acciones preventivas:

Nivel de vigilancia, verde: El agua tiene un aspecto limpio sin floraciones algales visibles por lo que puede utilizarse para uso recreativo.

Nivel de alerta 1, amarillo: Si el agua tiene una apariencia de “yerba dispersa” o de una masa verde brillante, indica que hay floraciones algales de baja a media densidad. Hay riesgo en el uso recreativo: es conveniente lavarse con agua limpia luego del baño y tomar las precauciones correspondientes.

Nivel de alerta 2, rojo: Si en el agua y la orilla se observa una masa pastosa verde oscuro amarronada, hay floraciones con algas vivas y muertas, con lo que aumenta la posibilidad de que sean liberadas las toxinas de las cianobacterias. Se recomienda no bañarse”.

La información a la población siempre es un elemento determinante, sin embargo, queda a medio camino sin medidas de protección reales. Sin una investigación independiente que pueda profundizar el conocimiento sobre las causas seguimos expuestos a estos fenómenos que comprometen nuestra flora, fauna y salud año tras año. Al modelo del agronegocio imperante en nuestra provincia, y su obscena profundización con Frigerio y la complicidad del PJ (con la aprobación del RIGI, RINI y la ley de Agrotóxicos), se le suman deudas históricas como el tratamiento de los efluentes cloacales e industriales que desde las ciudades se vierten sin tratamiento sobre nuestros ríos, arroyos y lagos. Es urgente la exigencia de una respuesta inmediata a este modelo que está destruyendo nuestros territorios.

El verde siempre está asociado a nuestra lucha ambiental, y hoy se presenta como el color del ecocidio en nuestras orillas. No vamos a permitir que las corporaciones y los gobiernos responsables de esta situación tengan impunidad. Vamos a seguir denunciando y organizándonos por una Entre Ríos sin contaminación.


Fotos: Juan Menoni

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