Solomon Galligan, quien ahora demencialmente se identifica como Carmen, es un delincuente sexual registrado que recientemente evitó ser procesado por intentar secuestrar a un niño de 11 años en el patio de una escuela en Aurora, Colorado, debido a un fallo de competencia mental y una controvertida ley estatal.
El incidente ocurrió en abril de 2024 en la escuela primaria Black Forest Hills, cuando Galligan intentó llevarse al menor durante el recreo. Afortunadamente, el intento fue frustrado cuando tropezó con una manta que llevaba consigo, lo que permitió que el niño escapara mientras otros estudiantes gritaban »¡peligro, extraño!».
Posteriormente, Galligan fue arrestado cerca de un supermercado Walgreens y el menor declaró que el agresor tenía la cara manchada con polvo blanco y olía fuertemente a alcohol.
A pesar de la gravedad del incidente, el caso fue desestimado luego de que médicos concluyeran que Galligan es mentalmente incompetente y no tiene posibilidad de ser restaurado a competencia mental, lo que impide que el proceso penal continúe según una enmienda a la ley de competencia mental de Colorado implementada en 2024.
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El fiscal adjunto Ryan Brackley, del 18° Distrito Judicial, expresó su frustración ante la falta de herramientas legales para mantener a personas como Galligan bajo tratamiento psiquiátrico a largo plazo. Criticó la »puerta giratoria» del sistema que transfiere a los acusados entre la justicia penal y civil sin tratamiento psiquiátrico sostenido y seguro.
Brackley enfatizó que el caso evidencia serias deficiencias en la ley actual, que impide al estado actuar incluso ante individuos con historial criminal y diagnóstico psiquiátrico severo.
La oficina del fiscal señaló que Galligan permanece internado en un centro de tratamiento y que solo podría ser liberado si un profesional autorizado certifica que ya no representa un peligro.
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Sin embargo, hay gran preocupación entre los familiares de Galligan y las víctimas. Su hermana, Sarah Galligan, declaró a los medios que él ha estado entrando y saliendo de la cárcel durante más de 12 años y fue diagnosticado con esquizofrenia y trastorno bipolar desde los 16 años. Lamentó que no haya sido institucionalizado antes por falta de camas en centros psiquiátricos, una situación aún vigente en el estado.
La familia de la víctima también ha levantado la voz. Dante White, padre del menor atacado, explicó que su hijo y otros niños ahora sufren ansiedad y traumas que han requerido terapia.
Su hijo, por ejemplo, no quiere quedarse solo en su casa, ni siquiera para ir al baño. White responsabilizó a la falta de fondos y apoyo institucional por permitir que individuos como Galligan continúen representando una amenaza.
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El presidente de la Asociación de Policía de Aurora, David Exstrom, dijo que el sistema judicial falló a los niños traumatizados por el ataque y expresó preocupación por la pérdida de confianza en la justicia por parte de los menores.
Galligan fue registrado como delincuente sexual en 2011 tras una condena por contacto sexual no consentido. Ese mismo año anunció su »transición de género» en redes sociales y empezó tratamiento hormonal.
Desde 2007 ha enfrentado múltiples procesos legales, todos marcados por su diagnóstico de incompetencia mental, lo que plantea dudas profundas sobre cómo el estado maneja casos que involucran tanto enfermedad mental como delitos graves.
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